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    Mascarillas faciales: Oportunidades tras el confinamiento

    Las rutinas de belleza cambiaron definitivamente con la pandemia, el distanciamiento social y el estrés causado por el encierro. En este contexto, el cuidado de la piel, particularmente de la cara, ha tomado fuerza. Con ello ha aumentado el uso de mascarillas faciales.

    Con un mayor sentido de la higiene y pasando más tiempo en casa, los consumidores están reviviendo el interés por cuidar la piel del rostro. Y no sólo están buscando limpieza, sino también hidratación. Tanto mujeres como hombres ahora dedican más tiempo a esta rutina. En parte por los problemas generados por el uso de cubrebocas, pero también como una manera de consentirse y relajarse.

    “El uso obligatorio de cubrebocas en los lugares públicos podría impulsar las perspectivas del cuidado facial, con el desarrollo de nuevos productos para calmar la irritación”, explica Roshida Khanom, directora de Belleza y Cuidado Personal de Mintel.

    Así que la demanda de productos para el cuidado de la cara está en aumento, gracias al interés de los consumidores por mejorar la apariencia, al tiempo que buscan mantener el bienestar. Y uno de los aliados más eficaces para llevar el spa a casa son las mascarillas faciales.

    El estrés y el uso del cubrebocas generan afecciones en la piel

    “El segmento de las mascarillas se ha beneficiado, ya que el confinamiento le ha dado a las personas más tiempo para sí mismas. Las máscaras de hoja también han visto el desarrollo de nuevos productos en formatos biodegradables, enfocados en preocupaciones de sostenibilidad”, dice la especialista.

    Se prevé que el mercado de mascarillas faciales mantenga su dinamismo durante los próximos años; incluso que ofrezca mayor innovación en ingredientes, texturas y formatos. Las marcas están recurriendo a la inteligencia artificial y a la impresión 3D para brindar nuevas experiencias. El mercado mundial de mascarillas faciales alcanzará un valor de 14,000 millones de dólares en 2030, según Transparency Market Research.

    De los superfoods a las algas marinas

    Previo a la pandemia la categoría de mascarillas venía mostrando un fuerte crecimiento. La presentación en hoja había sido la de mayor uso por la facilidad para colocarla y retirarla. Sin embargo, la creciente conciencia ambiental y la necesidad de ‘mimarse’, está haciendo que los consumidores busquen alternativas más naturales y sustentables.

    Además de la cantidad de residuos que generan, algo que se suma al desuso de las mascarillas de tela o papel es la necesidad del consumidor de estar en contacto nuevamente consigo mismo, de sentir las arcillas y aplicarlas. Creo que esto le da mayor impulso a que las mascarillas de tela o las peel-off puedan estar un poco de lado y haya un importante crecimiento de otras presentaciones», comenta Karen Ramírez, gerente de los Laboratorios de Aplicaciones y de Fragancias en Omya.

    La innovación en la categoría aún tiene mucho campo por explorar, y sin duda los asiáticos están marcando la pauta, no sólo en ingredientes, sino en nuevas tecnologías aplicadas al cuidado de la piel. Aunque los superfoods siguen vigentes en las formulaciones, las algas marinas experimentan un auge proveniente de Corea del Sur y Japón.

    Al respecto, Ramírez Hernández, apunta: “Está fuertísimo porque ahora el bienestar está muy centrado en la introspección. Las algas marinas vienen fuertes, en especial para el cuidado corporal porque se han descubierto todos sus beneficios. Sin embargo, también van mucho para faciales, para pieles muy maltratadas ayudan muchísimo”.

    Arcillas y ‘Multimasking’

    La especialista de Omya asegura que las arcillas están en las preferencias de los consumidores. Además de su origen natural y de la acción exfoliante, las arcillas minerales ofrecen beneficios adicionales como reducir la grasa de la piel sin deshidratarla, mejorando así la salud de esta. Junto a las arcillas también aparecen los carbonatos y la centella asiática (Cica).

    Para aumentar la efectividad de los tratamientos faciales, distintas marcas han seguido la tendencia ‘Multimasking’, que se refiere a la aplicación de diferentes mascarillas para la zona T de la cara (frente, nariz y barbilla), así como para las mejillas y la parte alta de los pómulos.

    “Como cada zona de la cara tiene distintas necesidades —porque incluso el pH cambia— hemos visto que las mascarillas además de segmentarse por edades y tipos de piel, también lo hacen por zonas. Así encontramos para la zona T, para el contorno de ojos o para las arrugas naso-labiales”, señala Karen Ramírez.

    Las medidas de seguridad e higiene derivadas de la pandemia, particularmente el uso de cubrebocas, desencadenaron problemas cutáneos como irritación, inflamación o brotes acnéicos. Por consiguiente, la categoría de cuidado facial ahora está enfocada en desarrollar productos para prevenir, tratar y proteger a la piel de estos y otros problemas.

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