La cosmética natural y orgánica está en pleno crecimiento a nivel mundial. Si bien existen diversas certificaciones que validan estos productos, lo cierto es que hace falta un estándar internacional. Este serviría de base para que las autoridades sanitarias alrededor del mundo pudieran regular este tipo de cosméticos.
Desde la década de los 70 surgió la tendencia de la cosmética natural y orgánica, pero a principios del siglo XX seguía siendo un nicho de mercado. Fue con las redes sociales y el comercio electrónico que en la última década ha tenido un crecimiento exponencial. Así han surgido nuevas marcas y productos innovadores.
En las regiones y países donde ha habido un mayor auge de este tipo de cosméticos, también han surgido esfuerzos de organizaciones de consumidores para asegurar que los productos que se dicen ‘naturales’ u ‘orgánicos’, realmente lo sean.
La regulación de la cosmética natural y orgánica no se ha desarrollado al mismo ritmo que el mercado. Actualmente existen alrededor de 30 certificaciones para productos cosméticos naturales, orgánicos o ecológicos en todo el mundo, unas más estrictas que otras.
Sin embargo, la realidad es que a pesar de que la ISO 16128-1 ‘Directrices sobre definiciones técnicas y criterios para ingredientes cosméticos naturales y orgánicos’ ya está publicada; la parte 2, que vendría a normalizar los aspectos técnicos, aún está en desarrollo.
“Hay una gran presión de parte de los consumidores y de las entidades que los protegen de prácticas engañosas que puedan presentarse en las etiquetas. Es una presión que tiene la industria como responsabilidad, y por otro lado la autoridad sanitaria”, explica Silvia H. Pérez Damonte, CEO de la empresa CLAIM, especializada en ensayos de seguridad y eficacia cosmética.
Los consumidores de hoy están más informados y exigen mayor transparencia en el contenido de los productos que adquieren. Es por eso que cada vez buscan más productos naturales, orgánicos, amigables con el medio ambiente y éticos.
La dinámica del mercado
En 2019 el valor de mercado de cosméticos naturales y orgánicos fue de alrededor de 400,000 millones de euros, con una perspectiva de crecimiento de 23% hacia 2025, según Ecocert, organismo certificador de productos orgánicos y naturales.
Una de las tres regiones del mundo con la mayor demanda de cosméticos naturales y orgánicos es Norteamérica. Tiene el primer lugar en volumen de ventas en este tipo de cosméticos, pero solamente el 11% está certificado.
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Le sigue Europa, el mayor mercado de venta de cosméticos naturales y orgánicos certificados, de acuerdo con Ecocert. En tercer lugar está Asia, el mercado con el crecimiento más dinámico en ventas de estos productos, incluyendo Japón, Corea del Sur y China.
En América Latina, Brasil ha sido en los últimos años el que mayor impulso ha dado a la cosmética natural y orgánica. También es el número uno en la región por empresas y productos certificados.
El mapa de las certificaciones
La certificación más aceptada en el mundo es COSMOS (Cosmetic Organic and Natural Standard). Es resultado del acuerdo entre las principales certificadoras privadas para tener un estándar general que funciona desde 2011. Estas certificadoras son: BDIH (Alemania), Ecocert (Francia), Soil Association (Reino Unido) y ICEA/AIAB (Italia).
A la fecha cerca de 1,800 empresas en 70 países están certificadas por COSMOS. De ellas, 1,400 están en Europa. También hay 20,000 productos certificados. Durante 2020 hubo un crecimiento de 40% en productos cosméticos certificados con esta norma.
Existen otras certificaciones para cosméticos naturales y orgánicos como NATRUE —asociación con sede en Bélgica— con más de 7,000 productos certificados como naturales y orgánicos, más de 300 marcas y más de 70 miembros en todo el mundo.
Actualmente existen alrededor de 30 certificaciones para productos cosméticos naturales, orgánicos o ecológicos en todo el mundo».
En los Estados Unidos tampoco existe una norma específica para cosméticos naturales y orgánicos. Sin embargo, está la USDA Organic, NSF/ANSI 305, único rector norteamericano para productos de higiene personal que contienen ingredientes orgánicos. También se aceptan las certificaciones COSMOS y NATRUE en este país.
Brasil tiene a IBD, la certificadora de productos orgánicos y sostenibles. Su certificado es válido para los mercados brasileño, norteamericano, europeo, japonés, coreano y chino.
Qué certificación elegir
En este entramado de certificaciones, los fabricantes de cosméticos naturales y orgánicos que busquen certificar sus productos, deberán optar por la que exija o sea reconocida en el mercado al que desean entrar. Esto será así mientras no exista una normativa internacional, como podría ser una norma ISO.
Las certificaciones en general suelen ser costosas y se renuevan cada año. Una recomendación de las especialistas es evaluar los requisitos y costos que maneja cada ente certificador. Con base en ello decidir cuál es la mejor para su empresa y producto.
“Una empresa, al entrar en la certificación de productos cosméticos naturales u orgánicos, no debe dejar de prestar atención a la planta de manufactura. Esta debe cumplir también con los requisitos establecidos por la certificadora.
«Lo mismo ocurre con los tipos de ingredientes, el manejo del descarte del material de laboratorio, el agua, y todos los desechos en general”, advierte Maite San Miguel López, gerente de Ventas de Miyoshi America, fabricante de pigmentos tratados para la industria cosmética.
Ventajas de un estándar internacional
Aunque no hay una fecha precisa para la conclusión de la ISO 16128-2, Silvia H. Pérez, quien participa en el grupo de trabajo que elabora esta norma, considera que una vez publicada, la Unión Europea y otros países podrían tomarla como referencia para que las autoridades sanitarias regulen los cosméticos naturales y orgánicos.
La ISO 16128-1 ya está publicada y establece las definiciones técnicas de los ingredientes de productos naturales y orgánicos. La parte 2 incluye los criterios para calcular el índice de porcentaje de agua y otros ingredientes naturales y orgánicos en su composición.
Con la conclusión de la norma se logrará un enfoque internacional armonizado. Así se pondrá fin a la confusión de los consumidores a la hora de comprar uno de estos cosméticos. Las certificaciones actuales son de carácter voluntario y tienen un costo alto.
“La ISO pone claramente las definiciones, y sobre todo los criterios porque lo más difícil es calcular el índice de natural y orgánico. Y el índice está relacionado al componente, a la obtención, a la cantidad de agua, que en suma determinan si es orgánico o natural”, dice Silvia H. Pérez.
Si bien países como Alemania y Francia están urgiendo para impulsar la finalización de esta parte de la norma, en América Latina se podría decir que Brasil es el único interesado en hacerlo.
La norma ISO 16128 establecerá un enfoque internacional armonizado en la regulación de cosméticos naturales y orgánicos».
De hecho, Maite San Miguel considera que en los países latinoamericanos —con excepción de Brasil que está a la vanguardia detrás de Europa— todavía pasarán dos o tres años antes de que este mercado cobre fuerza y las certificaciones de natural y orgánico adquieran importancia entre los consumidores.
Ambas especialistas enfatizan que es necesario que las empresas sepan comunicar a los consumidores lo que significa contar con una certificación. Actualmente se cree que los productos naturales y orgánicos son seguros e inocuos, pero no siempre es así.
Este tipo de productos presentan más dificultades para la conservación antimicrobiana. Los conservadores permitidos como el benzoato de sodio o sorbato de potasio, entre otros, tienen una baja potencia que los hace de duración limitada. Y pueden ser potencialmente alergénicos para el usuario.
Por eso es importante contar con una ISO, pues además de homologar los criterios a nivel internacional, le permitirá a la industria trabajar con estándares que ayuden a asegurar la calidad de los productos naturales y orgánicos. Estas condiciones le darán más impulso al mercado.