La piel es un órgano esencial para mantener un cuerpo sano; está formada por tres capas funcionales: hipodermis, dermis y epidermis. Las tres dotan a la piel de un importante número de propiedades y funciones.
La capa más externa —y por tanto, más queratinizada— de la epidermis se denomina estrato córneo; está integrado por varias capas de corneocitos (4-5 capas de células) sometidas a una continua renovación. Gracias a esta estructura y a su activa regeneración se establece un equilibrio dinámico entre el proceso descamativo y el de diferenciación de las células de la capa basal de la epidermis. Esto permite mantener el grosor más o menos constante de esta estructura dérmica.
La descamación natural o exfoliación, es el proceso natural de renovación celular con el que se activan procesos enzimáticos y mecánicos, que en conjunto contribuyen a la eliminación de los queratinocitos muertos. Existen algunos factores que pueden alterar el proceso de descamación natural, por ejemplo, el envejecimiento (cambios hormonales), factores fisiológicos (pubertad, sobre producción de sebo), y causas ambientales (estrés, agresiones cutáneas), entre otros.
Una disminución en la capacidad del proceso de descamación lleva a la acumulación de las células muertas en la superficie, es decir, a un engrosamiento (hiperqueratosis) que se traduce en una piel seca y áspera o en una apariencia escamosa (ictiosis).
La descamación “forzada” será especialmente útil en todas aquellas situaciones en las que se detecten ciertas irregularidades o lentitud en el fenómeno natural de regeneración epidérmica.
Tipos de exfoliantes
Existen dos tipos principales de exfoliantes: mecánicos o físicos y químicos. Dentro de los exfoliantes mecánicos o físicos se encuentran los derivados de la naturaleza y los materiales plásticos.
Los exfoliantes naturales ofrecen múltiples beneficios a la piel, y cuando se producen de manera sostenible tienen un impacto mínimo en el planeta. En el caso de los materiales plásticos, a estos corresponden las perlas de polietileno o poliestireno, cuyo uso está prohibido debido a su no biodegradabilidad.
Entre los exfoliantes químicos se encuentran los alfa o beta-hidroxiácidos, enzimáticos y retinol. Estas opciones son más drásticas para la piel, toda vez que pueden causar irritación, irregularidades de la pigmentación, y no son aptas para pieles sensibles.