En los últimos 70 años el progreso económico y tecnológico cambió el rostro de la sociedad y del mundo. Quizá una de las transformaciones más sorprendentes es la expansión de las ciudades, que pasaron de albergar a 751 millones de personas en 1950 a 4,200 millones en 2018.
Actualmente las ciudades alojan al 55% de la población mundial, y se prevé que hacia el 2050 concentren al 65%. La Organización Mundial de la Salud (OMS) asegura que las condiciones imperantes en los centros urbanos afectan la salud física y mental de quienes los habitan.
Factores como el ritmo de vida acelerado, el congestionamiento vial, la contaminación, la radiación extrema, la falta de espacios verdes, entre otros, provocan daños a la salud que van desde el estrés, las enfermedades cardiovasculares, hasta el cáncer.
La urbanización está llevando a la población a replantear su visión de la vida. “Hoy en día los consumidores buscan reevaluar sus valores y prioridades, y se enfocan en obtener lo mejor de la vida, ya sea priorizando la experiencia sobre las posesiones, compartiendo sobre la propiedad o el tiempo sobre el dinero”, afirma Euromonitor Internacional en el informe ‘Análisis de las megatendencias, poniendo al consumidor en el corazón del negocio’.
En el estudio, la consultora también pone de relieve que “los consumidores están demostrando un enfoque más holístico del bienestar que abarca el bienestar espiritual y mental, junto con la salud física. Este enfoque en la salud y el bienestar conlleva un cambio de estilo de vida más amplio, y una evolución de las actitudes hacia el cuidado de la salud, la nutrición, la belleza, la actividad física y la superación general”.
De esta manera, el enfoque holístico –constituido en una macrotendencia– ha traído consigo el florecimiento de pautas de consumo que se han consolidado con el tiempo, entre ellas lo natural (que incluye lo orgánico, vegano, biotecnológico, libre de químicos sintéticos dañinos, etc.), el wellness, el mindfulness, la aromaterapia, la cronobiología, la cromoterapia, por citar algunas.
Concepción del bienestar
Hablar de la belleza holística, en palabras de Sonia Cerero, gerente general de Aditivos y Farmoquímicos (Adyfarm), es concebir al ser humano como “un ser integral, donde cada célula de su cuerpo tiene una influencia directa sobre otras partes del organismo, motivo por el cual, todo tratamiento integral es más efectivo que la suma de sus partes, generando un equilibrio y bienestar a nivel físico, mental, emocional y espiritual”.
La adopción de un estilo de vida saludable implica llevar una dieta balanceada para que el organismo funcione correctamente; dormir las horas suficientes para que el cuerpo descanse y se recupere; hacer ejercicio regularmente para relajar la mente, ganar tono muscular y mejorar el aspecto de la piel.
“Un estilo de vida saludable se refleja totalmente en nosotros, pues ayuda a la regeneración de las células y de los tejidos corporales, aumenta el flujo de sangre a cada órgano del cuerpo, nos da una complexión física mejorada, y hace que nuestra piel irradie luz y serenidad”, explica Sonia Cerero.
Desde esta visión holística, los cosméticos se convierten en un complemento importante, pues a decir de la gerente general de Adyfarm, ayudan a cuidar la salud y apariencia de la piel, previenen el envejecimiento prematuro de ésta, y elevan el espíritu y la mente. “El propósito es usar cosméticos que estén en armonía con nuestra piel y que despierten los sentidos a través de olores, texturas y sensaciones”, remarca.
Predilección por lo natural
En la medida que el consumidor replantea sus valores y prioridades –tal como lo sugiere Euromonitor Internacional– en esa proporción tiende a elegir productos con ingredientes ‘eco-friendly’, llámense naturales, verdes, orgánicos, veganos, biotecnológicos, etc. Y este cambio en la forma de pensar y comportarse ha dado lugar a un mercado de productos naturales en constante crecimiento.
La consultora Grand View Research, en su estudio ‘Análisis del mercado de productos de cuidado personal y de belleza 2018-2025’, estima que al final del período la industria global alcanzará los 716,600 millones de dólares, con un crecimiento anual de 5.9%, motivado por factores como “la creciente preferencia de productos naturales y orgánicos”.
En tanto, la especialista Stacey Fraser, de la consultora Nature’s Blueprint, coincide en que “lo natural está en plena demanda, ya que las personas buscan productos que sean puros, confiables, que ofrezcan una gran eficacia, además de ser sostenibles y ecológicos”.
Añade que la salud y el bienestar están impulsando esta tendencia, “ya que todos luchamos por un estilo de vida ‘holístico’ y nos protegemos del entorno externo que puede tener un impacto en nuestra piel”, así lo refiere en un artículo publicado a finales de 2018 en el website de In-cosmetics global.
Los ingredientes naturales hoy se encuentran en prácticamente todas las categorías del mercado de cosméticos y cuidado personal, con derivados de jojoba, coco, moringa, aloe vera, aguacate, laurel, manzanilla, té verde, vitaminas y minerales, manteca de karité, aceite de argán, frutos, algas, etc.; con propiedades hidratantes, humectantes, antioxidantes, antiinflamatorias, aclarantes y antiacné; o bien con protección contra la radiación solar o la contaminación.
Para la firma de estudios de mercado Mintel, el cambio climático también es un factor clave que está motivando la demanda de productos naturales obtenidos de manera sostenible; de ahí que los consumidores se decanten por ingredientes locales o bien desarrollados mediante la biotecnología o la fermentación.
Aromaterapia
El uso de aceites esenciales y extractos naturales para sincronizar mente y cuerpo es un método ancestral que recobró vitalidad en los últimos años ante la necesidad de mejorar la salud y obtener una sensación de bienestar.
Sonia Cerero González señala que “la aromaterapia utiliza las propiedades benéficas de los aceites esenciales –el alma de las plantas– para conservar y mejorar la belleza, la salud y el estado de ánimo”.
Los aceites esenciales actúan en dos vías, por un lado alivian malestares físicos, y por otro estimulan la zona límbica del cerebro, responsable de las emociones. A nivel físico desinflaman, mejoran la digestión, fortalecen los sistemas cardiovascular e inmunológico, combaten el dolor muscular, entre otros. A nivel mental relajan, energizan, revitalizan y equilibran el estado de ánimo.
En cuanto a los beneficios que brindan a la piel, los aceites esenciales tienen la capacidad de hidratar, humectar, nutrir, tonificar, exfoliar, fortalecer las defensas naturales, prevenir el envejecimiento prematuro, combatir la inflamación y el acné, etc. En el caso del cabello, fortalecen las raíces, estimulan el crecimiento, combaten la resequedad del cuero cabelludo, hidratan, humectan o aclaran el tono.
La oferta de aceites esenciales es vasta: almendra, aguacate, avellana, argán, oliva, citronela, lemongrass, lavanda, menta, naranja, ciprés, mejorana, cedro, geranio, limón, romero, pachuli, pomelo, eucalipto, canela, salvia, albahaca, rosa, laurel, geranio, pino, etc.
Cronobiología
En términos generales puede decirse que la cronobiología es la disciplina que estudia los ritmos biológicos de los seres vivos, es decir, los procesos metabólicos y fisiológicos que experimenta de manera periódica el organismo con el transcurrir del tiempo.
Hace dos años, los científicos estadounidenses Jeffrey C. Hall, Michael Rosbash y Michael W. Young ganaron el Premio Nobel de Medicina 2017 por sus descubrimientos en torno a los mecanismos moleculares que controlan el ritmo circadiano.
Sus avances revelaron que cada célula y cada órgano del cuerpo tienen un reloj biológico que está sincronizado con las 24 horas del día. Este mecanismo programático les indica en qué momento deben activarse o desactivarse, lo cual incide en la regulación de funciones como el sueño, el apetito, la temperatura corporal o la presión sanguínea.
Stelly Correia, gerente de Desarrollo de Negocios LATAM en Clariant, indica que “por la noche tenemos un aumento en la liberación de melatonina, la hormona del sueño, y esa concentración empieza a disminuir en el torrente sanguíneo con la luz; y con la luz tenemos un aumento de cortisol, que es como un despertador para nuestro cuerpo”.
Por otro lado, explica que el estilo de vida acelerado, el estrés, el cansancio, la luz azul, por mencionar ciertos factores externos, provocan una desincronización del ritmo circadiano, lo que desfasa los tiempos (día/noche) en que deben expresarse los genes.
En relación con la piel, señala que también tiene su ritmo circadiano, y que la desincronización altera sus funciones biológicas, lo que se traduce en la reducción de la expresión de acuaporina-3, así como en la oxidación de lípidos y proteínas. Lo anterior genera una piel débil, cansada y sin brillo.
Para hacer frente a la desincronización del ritmo circadiano de la piel, en el mercado hay activos como B-Circadin, de Clariant, que contiene carlinoside e isoschaftoside, dos flavonoides glicosilados que ayudan a resincronizar el reloj biológico cutáneo. También se encuentra Chronodyn, de Sederma, un extracto biológico de euglena gracilis que actúa como energizante celular cronobiológico, por lo que tonifica, reafirma y combate los signos de fatiga de la piel.
Cromoterapia
La consultora Mintel asegura que el interés de los consumidores por mejorar su estado mental y emocional, está abriendo la puerta a métodos relativamente nuevos en la industria cosmética. Una muestra de esta realidad son las terapias con cristales o la limpieza energética.
En el reporte ‘Global beauty & personal care 2025’, Mintel pondera que “los consumidores están buscando formas de mejorar su estado de ánimo y sentimientos a través de los productos”. Y que también “están reconociendo que deben abordar sus bajos niveles de energía mientras administran de manera proactiva su apariencia”.
De acuerdo con Sonia Cerero, la cromoterapia se fundamenta en que “el color forma parte de la energía natural del universo (energía cromática), y además interactúa con el cuerpo humano, corrigiendo los desequilibrios físicos, emocionales y espirituales”.
En el campo de la belleza, dice que la cromoterapia “se define como una terapia vibracional que contribuye a ganar vitalidad y salud; ayuda a reactivar el sistema inmunológico y a favorecer la curación por dentro”.
Al ser una terapia relativamente nueva en el sector cosmético, existen pocas referencias en el mercado. Una de ellas es Khala Cromátic, empresa española que ha desarrollado diversas líneas para el cuidado facial y corporal con propiedades sustentadas en los colores.
Según la compañía, “los productos están creados para trabajar en profundidad tejidos y alteraciones de la piel; aunque también hemos contemplado las propiedades vibratorias de los colores para realizar tratamientos energeéticos… Los colores son información que el organismo recibe y asimila fácilmente y sin resistencias”.
Así es como la transformación de los valores y prioridades de los consumidores urbanos están dando mayor importancia al bienestar holístico, entendido como un mejoramiento de la salud a nivel mental, corporal y emocional. Así es como también esta tendencia está poniendo a prueba a la industria cosmética para innovar y satisfacer las demandas de las nuevas generaciones.